Discusiones centrales

.- ¿Existe una generación de escritores nicaragüenses emergente? /
.- Relación de estos nuevos escritores con el establishment literario nicaragüense /
.- Literatura nicaragüense en el exilio, y cómo esto se relaciona con el país como narración nacional /
.- Literatura como actividad política. ¿Cómo la percibimos dentro y fuera del país? /

martes, 10 de julio de 2012

Un aporte inicial


Y... bueno, para romper este hielo inmenso, voy a comenzar yo.

Lo primero que yo quiero aportar, por lo menos desde mi concepción de literatura, y más allá de la puntualización de "generación" sí, o "generación" no, o cuál generación, es que el establecimiento mismo de esta discusión es un rasgo político, y no estético. Lo que quiero decir es que, a menos que tomemos la parte enana y trivial de "generación", en vez de un choque de estéticas, podemos estar hablando de un choque de políticas.

La parte enana y trivial de "generación", según la entiendo, es la de llevar la discusión a una cuestión de terminología, o a una especie de suma y resta aritmética de edades: de que si vos naciste en los 80s, o en los 90s, o en los 70s, entonces eso ya automáticamente te incluiría o te excluiría, o de que si empezaste a publicar en tal año o en tal otro. Creo que eso no puede ser la parte nuclear del tema. Pero... también creo que se puede cometer un grave error si se desecha a la ligera. Porque puede ser que no signifique lo nuclear, pero representa algo que puede complementar y ayudar a explicar la parte nuclear del debate, inclusive por su poder de dato histórico, o biográfico si se quiere.

¿Cuál es la parte nuclear de este negocio? Bueno, no la sé de antemano, obviamente. Por eso los invité a todos ustedes a generar el debate. Además creo que es imposible, ahora, saberla y asirla en toda su extensiónrealmente asirla, porque estamos inmersos en el mismo proceso y carecemos de toda distancia histórica como para elicitar los verdaderos límites conceptuales. Además, soy un escritor, no soy un académico ni un doctor, y tampoco quiero serlo. Como dice Julio Cortázar en su entrevista de "A fondo", soy un aficionado, o, al decir de Edward Said, un amateur, o sea: no soy un especialista. 

Sin embargo, aunque carezcamos de la presencia histórica adecuada, esto no nos impide establecernos firmemente en la discusión, platicarla, investigarla, "rebanarla" si se quiere, como decimos en Nicaragua. Quizá al contrario: por estar en ella, adquirimos cierta responsabilidad, cierta parte. Quizá no es necesaria una "gran" distancia histórica para conocer el asunto, a tal punto que uno estaría tan lejos que la realidad se volvería una especie de concha fósil, y no de ser viviente. Así que, distancia o no, deberíamos entrarle.

Yo, en mi caso, lo encaro partiendo, como expuse precariamente al principio, desde lo político. Y en esto quiero hacer un par de puntualizaciones, porque son las que me vienen en prenda:

Por supuesto que me refiero a lo político en tanto a una actividad total e inherente a una actividad pública, en resumen es casi imposible no ser un ser político hoy en día. No me refiero a una política partidaria, electoral, pequeñoburguesa.

En mi caso, aquí aparece una fractura importante en cuanto al discurso: sucede que yo no vivo en Nicaragua, como muchos de los escritores aquí invitados al debate; entonces esto quiere decir que, si vamos a ser realistas, prácticamente nadie en Nicaragua lee mi literatura, a no ser otros escritores, o los raros lectores entrenados que sobresalen de la población. Lo que quiero decir con esto es que el alcance político real de mi actividad literaria en Nicaragua es mínimo; esto desnuda un hecho: la efectividad del producto crítico de los escritores que estamos fuera de Nicaragua es retardada, retardadísima, si no casi inexistente, en términos reales.

Y aquí arribo entonces al punto central de mi primer aporte: si vamos a hablar, en narrativa, de "generación literaria" en Nicaragua, tenemos que tener en cuenta que la materia que compone esa narrativa, las vías nutricias de esa literatura, son complejísimas, dispares, quizá antinacionales, extranjeras, o, para colocar un término que, debido al exilio, tengo muy presente, patriastras.

Con esto yo no excluiría a priori lo de "generación", porque, como me comentaba Ulises Juárez, habría primero que definir generación [obviamente que el punto no es ponerse a reinventar la rueda, pero sí algo en lo que se pueda estar de acuerdo]. Además hay otro hecho interesante que no podemos desconocer: históricamente tenemos en nuestras venas un hecho, un proceso, relevante, potentísimo, que cambió el país, [seamos del color que sea] como lo fue la Revolución Popular Sandinista. Y ese hecho, de una forma u otra, ya sea el proceso mismo, sus réplicas inmediatas [la guerrilla contra] o sus consecuencias más postreras, lo hemos vivido todos. ¿Esto nos nuclea, nos homogeneiza? No sé. Lo dudo. Al revés: esto, a priori, tampoco hace nada generacional. No quiere decir que pueda ser descartado a la ligera, pero per se no aglutina, no pega, no es resistol.

Luis Topogenario

2 comentarios:

  1. La lectura del siguiente texto te podría ser de mucha utilidad para desarrollar las inquietudes aquí manifestadas: http://www.archivodeprensa.edu.uy/biblioteca/emir_rodriguez_monegal/pdfs/Tradicion.pdf

    Saludos

    Luis Alberto Tercero Silva

    ResponderEliminar