Si una buena parte de los
escritores aquí -no sé si mayoritaria o no- está en el exilio [otra vez me
centro en la narrativa], podemos estar seguros de que la historia de la
literatura nicaragüense de aquí en más va a ser complejísima.
Esto que parece obvio y
error-free, también carga, por lo menos visto desde aquí, en mi relación
particular con
"Nicaragua-sociedad-productora-y-narradora-de-nicaraguanía", algunas
posiciones que son/pueden ser falsas. Creo que los otros escritores que están
afuera, en el exilio, también pueden dar mejor cuenta de esto, con el relato de
sus experiencias.
La primera posición falsa, o
potencialmente falsa, es la concerniente a las literaturas nacionales. Una
vieja discusión en América Latina, pero parece que refritada cada vez que
aparece gente nueva, o cada vez que la gente va al Rigoberto a aplaudir o a
pegarle a los Indios del Bóer, o cuando se tiene a un antimotín de cerca.
Esta discusión sí que es vieja.
Obviamente, no creo que pueda, ni que quiera, por lejos, añadir nada al
state-of-the-art de esa discusión en el plano teórico, ni aportar nada que
avance ese punto desde el nivel teórico en que se encuentra. Pero, de última,
si son los escritores los que escriben la literatura, pero son los teóricos los
que determinan la verosimilitud de que sean "literaturas nacionales"
o no, bueno, quizá a los primeros nos toque pensar, laicamente -desde una
laicización saidiana-, que partes reales posee esa verosimilitud ofrecida, como
sea que también la producción de los críticos es otra narración más, parentela
nuestra.
Yo creo que, si pudiésemos
discutir de esto en particular, lograríamos, no sólo socializar con los otros
escritores las ideas en sí, sino "abrir un poco la cancha" para que
los escritores que estamos en el exilio, pero que no somos del exilio, sino que
constantemente nos relacionamos y nos imaginamos como algo
"de-Nicaragua" o "en-Nicaragua" -o sea, personas
inicialmente relatadas en Nicaragua-, digo, que lograríamos abrir un poco la
cancha para que los que estamos fuera podamos aportar eso que tenemos de
afuera.
No sé cómo lo piensan ustedes,
especialmente los otros escritores en el extranjero [como por ejemplo Guillermo
Goussen, María del Carmen Pérez Cuadra, Valdrack Marcel Jaentschke, Roberto
Carlos Pérez, entre otros], que son los que tienen ese desprendimiento de estar
por un período prolongado en el extranjero. Pero yo lo de la
"literatura-nicaragüense" ahora la pienso más desde las claves
culturales de origen de los textos que estamos escribiendo [o sea, el aparato
cultural que utiliza el maje, la tipa, el escritor o la escritora, para pararse
frente a su texto a la hora de construirlo], que desde el contenido puntual del
texto en sí.
Y decido pensarlo así ahora, en
este sentido, porque creo que en realidad no tengo muchas más alternativas. Es
decir, casi que ni lo decido, porque de la otra manera prácticamente no hay
discusión alguna, y quizá, seriamente, nunca la hubo. Desde el contenido
puntual del texto no puedo pensarlo, porque, además de la idea general de que
tu literatura la tienen que poder leer en Singapur como en Mulukukú por más que
en una novela me hablen de Chinandega o de Managua, esta novela no es
"nicaragüense". Pero no porque el escritor no sea nicaragüense, o
porque los personajes no puedan ser nada más que chinandeganos, o porque sólo
los lectores chinandeganos puedan realmente extraer la mayor polisemia posible
del texto, y en cambio en Singapur ni siquiera tienen ñ, por decir, no. No.
Sino porque Chinandega o Managua no son unas ciudades "nicaragüenses".
[[[Otra cosa muy distinta sería
pensar, por ejemplo, la literatura -oral y escrita- de la Costa Atlántica.
Porque la Costa Atlántica bien puede ser otra nación, o sea otra narración.
Pero claro, esto lo hablamos como meros observadores, como meros turistas
textuales/culturales/sociales de la Costa Atlántica. Porque: ¿podría ser
posible que los escritores de la Costa Atlántica nos dijesen: "Ey, ¿y de
qué "literatura-de-la-Costa-Atlántica" me hablás? Si ésta Costa
Atlántica es idéntica a las otras Costas Atlánticas del Mar Caribe". No sé
si es posible, o si es así, ya que no conozco escritores costeños. Pero quizá allí
veríamos que la geografía política, ese invento infantil del hombre blanco,
sirve para pocas cosas, como no sea agitar a las barras en el Rigoberto, o para
saber cuál de los Estados nos manda los antimotines, si es que nos da tiempo de
preguntarles, o de observar las escarapelas en los escudos]]]
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