Discusiones centrales

.- ¿Existe una generación de escritores nicaragüenses emergente? /
.- Relación de estos nuevos escritores con el establishment literario nicaragüense /
.- Literatura nicaragüense en el exilio, y cómo esto se relaciona con el país como narración nacional /
.- Literatura como actividad política. ¿Cómo la percibimos dentro y fuera del país? /

jueves, 26 de julio de 2012

Antihistoria


Si bien teóricamente cualquiera puede leer/hacer un blog, y cualquiera puede entrar caminando como un campeón a una librería, la pantomima de la democracia burguesa no nos dice nada de la normatización cultural en la cual debe estar bien entrenado un maje para, efectivamente, leer/hacer un blog, o para entrar en una librería y empeñar 200 córdobas en un ladrillo de papel(1). O sea: la democracia burguesa no nos dice cómo hacer para percibir como valioso leer/hacer un blog de literatura o caminar hacia una librería y entrar en ella, aunque sea a chusmear. Y aquellas veces que la democracia burguesa se anima a levantar una voz, ¿quién es su vocero, su vocero estúpido?: el mercado.

¿Por qué les planteo para platicar de esto, y reflexionar en cuanto a la actividad narrativa que estamos apenas desarrollando? Bueno, en primer lugar porque a la democracia burguesa no le interesa en absoluto que nos preguntemos esto, que lo charlemos. A ella le interesa que bebamos guaro y que nos sintamos bien siendo excéntricos. A ella le interesa que recorramos la más intensa estetización posible. Sólo le importa, en términos generales y casi autoayudistas, que escribamos nuestros libros, que nos sintamos bien haciéndolo, y si en la medida de lo posible podemos ser la misma clase social que los consume, mejor, todos los bollos en una sola cesta. O sea: que nos enrosquemos en nuestra élite cultural perfectamente normatizada, que al final del camino hay un tomito con tapas de cuero llamado Obras Completas.

Pero en realidad no se los planteo a platicar específicamente por eso -ya que pegarle a la democracia burguesa es más fácil que aventar agua-, sino, principalmente, por el Problema 2 de Ángel Rama. Rama tiene este hermoso libro, 10 problemas para el narrador latinoamericano, que está dentro de otro libro poderosísimo, La novela en América Latina, o bueno, no recuerdo ningún libro sin potencia de Ángel Rama. Pero regresemos al Problema 2.

El Problema 2 nos habla de Las élites culturales. Dice:

    La importancia del conjunto de los intelectuales como grupo social ha sido enorme en Latinoamérica a los efectos de la obra de creación: la debilidad cultural que durante un siglo caracterizó el medio social, diluyendo la existencia de un público consumidor específico, transformó a los mismos intelectuales en productores y consumidores simultáneos, organizándose un circuito cerrado de la cultura que sólo comenzó a ceder ya entrado el siglo XX, cuando el ingreso de las clases medias a la vida cultural. Por eso el fenómeno de élites, característico de la manifestación universal de la creación literaria, se vio acentuado en estas tierras por la restricción del público junto a la asunción por el propio intelectual de la condición de público lector.

Y acá, entre todas las variadas rectas que podemos platicar, quiero engarzar con el aporte que hizo Luis Báez. Porque en ese post Báez naturalmente pone el dedo en la llaga, es decir, narra esa elitización o farandulilla literaria, y sus vicios. Naturalmente, a él, como a muchos acá, por estar al fuera, en el margen, renuentes políticos periféricos ya sea activa o pasivamente, esa llaga no le duele; denunciar esa farandulilla no le viene en prenda.

Pero por otro lado, quizá su propuesta al final de su aporte es antihistórica. Lo digo en este sentido: también Luis Báez-productor-de-textos forma parte de una élite cultural. Cuando él plantea que rompamos con ese aparataje, que toquemos la tradición y que comprendamos las repercusiones políticas al respecto, no sólo plantea quemar al maestro, también está planteando en términos generales que tengamos un mínimo de consciencia histórica de dónde estamos parados, qué es lo que hacemos -escribir- y para qué. Abandonar la adolescencia estética con la mayor madurez política, si es que existe algo como la-madurez-política. ¿Pero qué pasa? ¿Por qué puede ser también un planteo antihistórico?

Miren lo que nos dice Rama aquí:

Aunque no convendría equiparar aquí las élites con las generaciones, ya que dentro de éstas funcionan a menudo diversas aglutinaciones minoritarias de escritores, contradictorias o complementarias, es cierto que las distintas generaciones de la cultura latinoamericana nos han ofrecido el caso de élites dominantes, de acuerdo a las líneas tendenciales que rigen cada nueva articulación de la cultura: las élites ideológicas de la burguesía mercantil revolucionaria; las élites del salón romántico político-nacionalista; las élites del positivismo universitario-desarrollista; las élites del modernismo ético-cultural, individualista y anárquico; las élites del regionalismo social; las élites del vanguardismo ciudadano, específicamente artístico, etc.

Es decir, además de volvernos a ratificar, por enésima vez, que no estamos reinventando la rueda sino repitiendo, rigiosamente, la historia literaria de América Latina, Rama también nos invita a pensar: muchachos, platiquen sobre las cuestiones de élites en las que ustedes están inmersos, identifíquense, difiéranse, en resumen: aléjense lo más posible del discurso populista, demagógico, We-are-the-world-We-are-the-children. Ponerle inicialmente esa veta de autenticidad, ese maldito grano de sal genuino.

Es importante que ahora, AHORA, no en nuestra presentación final de unas hipotéticas y pedorras Obras Completas, sino ahora que estamos en plena formación de estructuras mentales narrativas duraderas, conocer, reflexionar, discutir, e impugnar, acerca de cómo funciona y se reproduce ese circuito cerrado de la cultura, reflexionar cómo opera en nosotros. Porque esa veta de autenticidad que nos hereda Ángel Rama no apunta más que a una verdadera e íntima cosa: la autocrítica. Y porque ya después, una vez adquirido el vicio... ¿O es que ya está adquirido? ¿Ya lo único que queda es mirarse el ombligo? ¿Esto es una miradera de ombligos, o un lanzamiento crítico?

Si alguno de los nuevos narradores nicas aquí la tiene clara, clarísima, prístina como el agua, bueno, felicitaciones. Realmente, mis sinceras felicitaciones. En mi caso particular, no lo tengo claro. Y y todos los nuevos narradores que he ido conociendo en el transcurso de estas pláticas, tampoco. Quizá hay algún Adelantadísimo que sí. No lo sé. Sólo escucho un llamado a seguir a Harold Bloom para "hacer canon". ¿En serio? ¿Really? ¿Era todo por hacer un maldito canon? Wat da fak? ¿La consigna es "Hagamos canon"? ¿Puede sostenerse, a casi 30 años de la muerte de Ángel Rama, semejante miopía política? Algunos nuevos narradores no han querido platicar aquí, o no pueden, o no tienen tiempo [Problema 1 de Ángel Rama], lo cual es absolutamente entendible(2) o no les interesa [Problema 3 de Ángel Rama], o no lo sienten como algo pertinente, porque de última no somos más que a-poor-man's Balcans [Problema 4 de Ángel Rama], y así, y así ad infinitum.

Para cerrar, aquí dice el Monstruo, en ese Problema 4, El Novelista y la Literatura Nacional:

El novelista hispanoamericano sufre de un desamparo cultural nacional, del que a veces puede recuperarse por el lado del folklorismo (lo que fácilmente le impone una línea conservadora -la imitación de los estereotipos tradicionales de este inmóvil venero literario-, compensada con un evidente respaldo populista por la inserción histórica en su cuerpo socio-cultural) y del que normalmente trata de liberarse mediante su incorporación a la cultura universal de ese momento, que le presta la familia cultural necesaria aun a costa de evidentes falsificaciones. La huella de numerosos pies forman un camino en el bosque(3); mucho más si ya no se trata de huellas sino de creaciones artísticas que se encadenan y suceden. Pero para que ese encadenamiento, que es el fructífero, se produzca, debemos ratificar que el diálogo más auténticamente fecundo para un novelista, es el que entabla con otro novelista de su propia tierra o comarca. Y por diálogo entiende aquí, lucha, combate, enfrentamiento, afán ardiente de destrucción mediante la aportación de obras de arte, nuevas, originales, y a la vez capaces de diálogo porque pertenecen a la misma familia.

Más claro, echarle agua.

(1) Ey, qué digo entrar en una librería. Aún sin moverse de su casa, para que el maje elija entre una jugosa entrevista a Juan Goytisolo, en un canal cultural del cable, y un partido Barcelona-Almería en ESPN+, bueno, qué podemos discutir acerca de qué empresa de televisión sale ganando aquí.

(2) Varios narradores me han dicho, en privado, así como Javier González Blandino en su post: "¡No tengo tiempo!, cuando tenga algo para decir lo diré, pero me interesa, escribiré". De vuelta: Problema 1 de Rama.

(3) Como dicen aquí en Uruguay: ¡qlp!

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