Discusiones centrales

.- ¿Existe una generación de escritores nicaragüenses emergente? /
.- Relación de estos nuevos escritores con el establishment literario nicaragüense /
.- Literatura nicaragüense en el exilio, y cómo esto se relaciona con el país como narración nacional /
.- Literatura como actividad política. ¿Cómo la percibimos dentro y fuera del país? /

martes, 17 de septiembre de 2013

De Jorge Eduardo Argüello: "Al Norte": Una estrategia poética


Al Norte (2012) publicado por la Editorial Universitaria de la UNAN-León, está escrito por un Ph. D. de Berkeley, un nicaragüense por cierto; y de nombre León Salvatierra de León. (Parecido al caso de JE. Argüello con el poemario Invitación a una realidad simple de la UCLA. 1973, de León también, donde ambos se enfrentan a otra realidad y se asombran ante la civilización de norte-América.) 

La poesía es un ejercicio de la mente como muchas cosas en que está envuelto el cerebro y el cuerpo. En este poemario están combinadas las dos cosas. 

Robert Frost cuando le preguntaron qué era poesía, simplemente dijo: “Esa cosa que se escribe llamada poesía”. Y la regla es muy sencilla la poesía debe ser clara, directa y circunstancial. 

Al encontrarme con este joven poeta con su libro Al Norte, sentí al arranque de que estaba presenciando una nueva forma de expresión. Lo digo porque cuando conocí al poeta y su libro no pensé mucho en eso, y después analizándolo me di cuenta de mi equivocación. 

En Salvatierra su lucha de expresar un pensamiento poéticamente hablando aparece ante el lector como una cinta de cortometraje, donde en ochenta paginas explica lo bastante. Vemos el sube y baja de su sensibilidad adolorida ante los atropellos que tiene que pasar el hombre en esta tierra, para alcanzar su objetivo. Es una poesía de triunfalismo, con algo de ironía. 

El libro arranca con un epígrafe de W.H Auden explicando eso de Al Norte, que significa literalmente rechazo, y eso tiene mucho que decir a través de las páginas del libro. Para el lector también es una advertencia. 

Lo primero que hice fue leer el índice para ver cuál era el asunto poético. El índice de este libro es una cronología saltona donde menciona momentos históricos, travesías fronterizas, amores perdidos y pérdida de la patria (al estilo griego) 

El itinerario es guía y, a propósito, para que el lector sepa toda la estructura a seguir y su intención poética. 

Este antropomorfismo es expedito y explicativo. Salvatierra husmea de buena voluntad los orígenes del desastre; para que un poeta normalmente hablando salga en expedición con brújula en mano, es algo de asombro y el libro está lleno de esto. 

Comienza el libro con una instrucción dirigida al lector. Sabiendo que el beneficiado será el lector y nadie más que él. En ese introito explicativo van detalles como el de su madre que vendía al descuento en el mercado para mantener a sus cinco hijos. La historia sigue con el problema del padre donde hay lástima y admiración: “Ya regresó” le dijo su padre en una ocasión, y “[a]l día siguiente [su padre] murió en el quirófano”, no lo volvió a ver. A pesar del vicio del alcohol, su padre nunca lo abusó, más bien le entregó una labor de predestinación para el futuro poeta, enseñándole de memoria un poema: “La bala” de uno de nuestros poetas nacionales Salomón de la Selva. 

Esto le bastó para encender su búsqueda a pesar de ser disléxico, que le hacía tener sobresaltos en el colegio, hasta que finalmente otro poeta, el mayor de todos, le da el toque final; cuando lee a Rubén Darío y descubre que tiene que irse como el poeta lo hizo, abandonar la patria que siempre ha sido un desastre. 

Como la mayoría de personas que emigran a la fuerza pasando el Río Bravo, y una vez puestos en tierra conocen una serie de personas buenas y malas, y de todos los trabajos que hay que hacer para poder subsistir. Todo esto como indocumentado (11 años). 

Perseguido en su honestidad por la sombra del fraude, ya que es honesto, inventa esta palabra para triunfar, o sea, símbolo semiótico de “fraude” y técnica de analepsias con su vida. 

II 

El amor es una de sus tesis a probar: “Yo voy a decir lo que significa el amor” escribe en el primer verso del libro. Un amor como una fórmula matemática, y que tiene su historia en un día que su padre (un profesor de matemáticas) le dijo que el amor era como un siete. En esta búsqueda—agrega más tarde—que el amor “No es una flor pero tal vez es un número”. Inspirado tal vez en Vallejo, el poeta que le gustaba comparar las cosas con números. 

“No flor pero número” dice Salvatierra, “caricias y no guerra” (su país), por eso deliberadamente escribiría sobre “un beso”. 

Una de las claves de su poesía radica en las múltiples imágenes que hablan de escuchar los insomnios que “taladran sonidos”; con estos ejemplos demuestra que en su poesía ya están las palabras personificadas en algo nuevo de ese futuro, porque hace “un juramento/balbuceando palabras”. ¿Paralelogramo de ideas? ¿En ese mundo de llegar y de proyectar poesía? ¿Ese mundo a descubrir diseñado de “Alas” – y de– “otros poemas” (??) 

     a) Búsqueda para encontrar su estilo. Lo hace tocando “la esperanza/matizando la lengua”. Además de esta búsqueda, ya instalado como poeta, entra en la dificultad de decirlo tal como es, por eso habla de “taladrar sonidos” –y-“balbucear palabras”. 

     b) Inseguridad. De repente aparece esa inseguridad en su propia búsqueda por ejemplo en el poema “Memoria” está latente al decir que se moría (en el cual se debe notar el juego de palabras Memoria con Me-moría), no sabía qué decir... Y en esa desesperación de averiguaciones, se imagina un escape geográfico al África, a otros continentes, pero surge algo; se ilumina de asombro porque “la luz del sol entró en [su] habitación…”. Algo de Whitman en esto en cuanto ya sale de esa inseguridad con “corbata” –y– “con elegancia”. 

     c) Habla del ruido de las multitudes…de cuerpos mezclados con la multitud…de esa visión de estar enfrente de su vida, para quitarle inseguridad. 

Su cuerpo no es el mismo; ahora está en su cuerpo envuelto “para arder y olvidar”. O sea, todo su pasado poético va hacia otra región, el Norte, a buscar otra realidad pero que también ahí no desea estar con gente de “corbata al cuello” porque él entra “camuflado” en esa búsqueda secreta por eso se esconde en su sueño: “Mi sueño era la noche/ la noche era mi rostro/ sordo y atroz/ como un puñal de museo”. 

La explicación de este argumento está en el poema “Al regreso”; es el poema de las preguntas de todo lo acontecido, de todo lo que cambió durante su ausencia porque al regresar se vio frustrado en su país que ahora lo encuentra diferente pero igual de solo. 

Hay una connotación constante de esa soledad manifiesta que cubre todo su ser y que recae en ese país arruinado donde no queda nada, dice que hasta “el viento y la aurora” se habían marchado. Eso es todo. En ese recorrido forzado biográfico (muy de su poesía) hay descripciones de asombro: su casa queda sola, su padre ya no existe, su madre y sus hermanos quedaron solos, hasta la naturaleza está sola. Todo se esfuma para el poeta, vecinos, casas, calles, árboles.… En este transe no le queda más recurso que el de irse. 

Nota: los políticos que siempre han arruinado a Nicaragua no le dan importancia al sufrimiento del ser humano, lo ven como una molestia y no creen que sí, que hay y han habido tragedias, y que los poetas apuntan esas tragedias que ellos, los políticos, le restan importancia. 

En ese “escape” de itinerario llamado –defamilirización– se desprende de su medio y entra en asombro en ese regreso para revisar las cosas, en “flash backs” o “flash forwards”; todo esto le ayuda a recuperar la memoria de su nacimiento trazando el paralelismo de la muerte de un sacrificado para acabar con la otra dictadura, y del guerrillero en la montaña; figuras periodísticas sobre la cronología del desastre social en su país ayer y hoy: “Yo caminé en la sombra” nos dice Salvatierra, como Dante. 

Otras características del libro: otros puntos de entrada/salida 

La presencia del “Bathos” es no comprender deliberadamente lo que sucede alrededor de su vida como poeta en gestación, “de repente un pensamiento me atrapa, pero qué pensamiento casi imposible de comprender”, dice. 

Su tono poético sigue una línea de denotaciones y connotaciones, y esa cadencia de aquel mundo perdido insano, “Una tarde tímida de colores húmedos/ y pedazos de sueños tirados en la tierra” como autoanálisis de su situación; luego agrega “el sudor de las sienes humedeció mi sed” y así… 

En el caso de sus libros hay nostalgia y recuerdos de toda su cultura atrapada y destruida por ese destino nefasto de esa república incomprensible en que nació. Dice que sólo quedaron las sombras de sus libros. Por el hambre tuvo que venderlos (traicionarlos) y fue testigo cuando se los llevaron amontonados, puestos en una esquina llenos de suciedad: “amarrados como animales”; pero en su lugar quedaron las sombras. 

Serie de análisis: 

Los cambios son acelerados; en el seguimiento del libro van acompañados de yuxtaposiciones como el caso de Lety Elvir donde este personaje Kafkiano está atrapada en su personalidad (ítem) 

Entre la analepsias y las prolepsis que usa constantemente como el miedo y el pánico; estos cubren “su memoria” porque además “saltan entre las ramas/bandadas de pájaros negros/a mirarme tras una ventana” (¿Edgar Allan Poe?). 

1. Salto. Imagen de la mujer en “free fall”. Un puente, salvación. 

2. Al Norte. “Pero esto no era lo que quería narrar…quería contar lo que le que sucedió…”: el colapso epiléptico de su amigo (don Eduardo, el cruce con la muerte) en la travesía hacia el norte. 

3. Luxemburgo. Un sueño donde hay palacios y jardines con mezcla de erotismos. Habla de una fruta tropical roja del tamaño del corazón como se da en Nicaragua: “Es que la pitahaya tiene dimensiones similares/al reloj en tu pecho, a mis respiraciones, al dolor y al ritmo”. 

4. Coincidencia. Una señal para algo de su vida: dice que nace “a gusto” (otro juego de palabras con Augusto C. Sandino) cuando balean y matan a Somoza, aunque nace “Sin llanto/ Es verdad. Me estrangulaba la cuerda umbilical/ pero nada se había estropeado”; se mira cuando era pequeño. 

5. Paranoia. Un poema donde pierde la memoria, donde desconoce a todos, hasta a “las casas y sus rostros”, y además las caras (burla) de la gente le dan miedo. Junto con otro cuento raro por cierto -Viendo tele- donde afirma que el amor se inventa. 

6. Insomnio C. Poema de análisis; se encuentra en una ciudad sonámbula de alucinaciones devoradoras donde hay que colgarse como murciélago de los pocos árboles –que según el poeta- “quedan pálidos en las aceras”. 

El bello rostro de Oscar, el boxeador que pierde en el cuadrilátero, los detalles de esa pelea: la frente le baila a Oscar y siente el golpe cuando llega la manito de Manny Pacquiao “en un vaivén”. Topologías, recuerdos a través de tarjetas que envía la gente, regalos en cajas de chocolates. (Un poco de cultura pop .Ver más adelante). El Presidente Clinton, con la ley NACARA, aparece entregando regalos como Santa Claus a los “ilegales” (indocumentados) los hace legales dándoles el “sueño americano”. Todo esto acompañado de recuerdos de su niñez donde el “reloj empoza los deseos”, bastones escondidos con cabezas de seres… su cuenta en Yahoo donde habla de “escribir una memoria” pero es bochornosa esa memoria, carnavalesca no normal. Su problema de secundaria y de la universidad donde le aparece una “nariz” –no la de Quevedo– sino su propia nariz que le sirve de guía (comoVirgilio) para ir siempre al Norte!! 

En este seguimiento, si le podemos llamar eso, están intercalados los elementos para poder comprender su “subject matter”, su guía en otras palabras porque dice hay algo que se le escapa a la razón. En este sustentamiento nos introduce a su “gravedad de esa noche”, o sea, los Alexis, los Pryor (boxeadores, sinécdoques de naciones en pugna); es una demostración de su nacionalismo herido o en vías de extinción ante otra realidad más fructuosa. 

Escribe que cuando perdió Alexis ante Pryor “Toda Nicaragua flotaba en una noche de luto”, y le dice a su país en un juego audaz con la forma del soneto: “Amor tuyo era ira”. Calificativos destructivos con cuentos que van acompañándole pasando por experiencias sin ningún resultado. 

El cierre del poemario es el de “Exit Nueva York” donde su sueño entra en un espectáculo algo pos-apocalíptico de todo lo dado en esta gran ciudad (otra sinécdoque) del Norte. 

En conclusión Salvatierra ha escrito un poemario que no se forma en algo biográfico, sino que los detalles de su memoria se transforman en poesía; en este análisis no se pierde y por medio de la poesía va aclarando su mundo y su situación sicológica; en esa transición, si la podemos llamar así, nos entrega los dos mundos de su misma persona que será su misma salvación y su claridad de ir apartando fenómenos. 

La influencia “pop” es enorme en su libro aunque es un “pop” tardío y ligado a un museo de imágenes de cajas puestas una encima de la otra (Andy Warhol in ‘The Brillo boxes’). Cuando menciono “pop” es que Salvatierra desafía las presumidas culturas. Sus referentes son esas imágenes denigradas anteriormente por otros poetas. A veces resaltan en su poesía las técnicas del “comicbook” (ver “Alexis vs Pryor” por ejemplo) donde los elementos de materialismo cultural son rechazados. La imagen insistente y repetitiva en su poesía es parte de la cultura de hoy: el boxeo, los regalos empacados, tarjetas de Hallmark, Santa Claus volando entre las nubes, tragedias en portadas de periódicos, Hollywood, etc., son los alimentos procesados en la mente del ser contemporáneo, pasados por filtros gigantes. 

Su explicación dolorosa de haber nacido en un país insignificante donde ha habido pocas glorias y más malos que buenos. Anastacio Somoza, un faraón baleado y un Sandino ejecutado le basta a Salvatierra para analizar su situación de poeta observador de la historia. 

La poesía de Salvatierra es una curiosidad en la tradición poética de Nicaragua; los experimentos en forma de mosaicos que utiliza son las mejores maneras para alcanzar su objetivo en el peregrinaje hacia el Norte. En esta poesía (nueva para Nicaragua) se quedan fuera los cánones clásicos a seguir (los universalismos como el amor “eterno”, la obsesión absurda con la muerte, el solipsismo formal, etc., o las grandes ideologías hoy desfasadas), por eso la sospecha del lector de no comprenderla (como me sucedió a mí al principio) se van aclarando al encontrarnos con fenómenos de lucha personal, desarrollo y conclusión. 

León Salvatierra ha escrito un experimento poético que hay que tomarlo muy en serio para aquellos que piensan escribir poesía, porque es uno de los poetas del pos-modernismo en la poesía nicaragüense. 

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